Tenemos un serio problema con el calentamiento global. No solo nosotros, sino toda la especie. Somos casi 8 000 millones de seres humanos y tenemos que convivir en una roca flotando en el espacio que no puede hacerse más grande, más fría, ni más habitable porque a nosotros nos apetezca. La huella ecológica de la actividad humana es una preocupación capital; también lo es para Wembley Studios, donde nos tomamos bastante en serio nuestro lema de humanizar la tecnología. ¿De qué valen desarrollos tecnológicos tan buenos que parecen magia, si no hay humanos que los utilicen, si no hay planeta del que disfrutar? Como diría Peter Parker en Endgame: de nada vale ser el amigo y vecino Spiderman, si no hay vecindario.
Las empresas tecnológicas tenemos una gran responsabilidad. La industria de la tecnología es responsable de una importante «mordida» en el consumo energético global. Según estudios de varios think tanks, aumenta nuestro consumo un 9 % cada año y se prevé que, para 2030 nuestro sector sea el responsable del 20 % del la energía consumida en el planeta. Cualquier gesto que contribuya a reducir el impacto de nuestra actividad es bien recibida. Lo sabemos nosotros y lo saben también socios estratégicos de Wembley, como Microsoft.
Por eso nos «resonó» tanto el proyecto de Timberland, que apostaba por dotar a sus productos de toda la circularidad posible: Timberloop. La reconocida marca norteamericana quiere que toda su producción esté adscrita a la economía circular por completo para el año 2030. Y para ello empezó ya mismo con esta iniciativa, que pretende extender a todas sus filiales internacionales más allá de Estados Unidos, tanto en Europa como en Asia-Pacífico. ¿De qué se trata?
Los usuarios de Timberland pueden entregar sus productos usados en tiendas físicas de la marca. En función del estado de los mismos los productos recibidos en tienda pueden ser reciclados para la fabricación de productos nuevos, reacondicionados para darles una segunda vida o donados, como parte de campañas solidarias o de apoyo. Además, los usuarios que hagan uso de Timberloop reciben un 10 % de descuento en la adquisición de nuevos productos.
Nuestra labor se centró en dotar a la operativa física de Timberloop de toda la infraestructura tecnológica. Cuando trabajas con una empresa global te enfrentas a varios challenges. Por un lado, la disponibilidad en distintas zonas geográficas. Tan solo dentro de Estados Unidos cada estado tiene normativas y regulaciones independientes o distintas leyes de privacidad, por ejemplo, algo que sucede de forma análoga en Europa y en Asia. Era necesario responder a las necesidades de cada cliente, adaptando las solicitudes a los requisitos específicos de cada zona.
Eso se traduce, a su vez, en retos a la hora de la replicación y la escalabilidad de la solución tecnológica que desarrollamos para Timberland. Sobre todo porque teníamos que tener acceso rápido desde zonas muy alejadas o replicar bases de datos, por citar solo dos aspectos concretos. A esta «complicación» hay que sumar las características de los puntos de venta.
Se trata de un eCommerce de productos de Segunda Mano donde cada pieza o prenda está totalmente individualizada: fotos únicas, fichas de producto únicas, estatus diferenciado del producto en el stock y necesidad de garantizar la disponibilidad en tiempo real, así como la visualización de los productos disponibles de manera simultánea en todas las zonas. Una vez realizada la venta del artículo éste tendría que dejar de estar disponible en todas partes, para evitar duplicidades en checkouts, o errores en el proceso de venta.
Además teníamos que actuar con visión de largo plazo. La arquitectura debía estar preparada para su implantación en el contexto estadounidense, pero también para ser funcional en otras realidades como la europea o la asiática. Además de poder afrontar futuras fases de desarrollo de la iniciativa Timberloop, con alcances más ambiciosos, mayor abanico de productos y puntos de venta, etc. En esa dirección también apostamos —por mera coherencia y por convencimiento corporativo— por la reutilización del mayor número de recursos posible en las distintas fases del proyecto.
Es verdad que el calentamiento global no se va a solucionar por reciclar dos latas o cuatro botellas de plástico. Pero cada gesto cuenta y la responsabilidad de las empresas de todos los sectores resulta esencial para ser motor de cambio. Timberland apuesta fuerte por la economía circular y Wembley Studios no puede hacer otra cosa que arrimar el hombro y aportar, desde nuestro conocimiento y experiencia, el mejor desarrollo tecnológico posible para una propuesta que esperamos sirva de ejemplo para otras muchas empresas, de distintos sectores productivos.
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